
Los días pasan deprisa como pequeñas estrellas fugaces refugiadas en nuestras vidas.
Esos días son inciertos, como nubes grises en una tarde gélida, listas para derramar nostalgia sobre un mundo que no entiende sobre su existencia.
Y nuestras vidas ridículamente cortas, nos hacen girar en problemas.
Nos llevan a la gloria pero siempre terminamos por caer en picada, con nuestras alas desgarradas... suplicando misericordia.
Existen caminos que nos llevan a un lugar y caminos que sólo nos hacen caminar. ¿ A dónde ?, quién sabe.
Días que pasan y no dejan de pasar, envejeciendo nuestros cuerpos. Aunque
sólo parece ayer cuando tenía siete años. Y los días no eran tan largos y
sombríos. Donde el sueño era una penitencia, donde soñar era algo común, donde mi mundo aún conservaba esos colores vívidos.
Los días pasarán...
pasarán y nosotros no veremos su final...
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