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viernes, 6 de enero de 2012

Enigma

El extraño caso del niño perdido. Parte lV

Las llantas traseras emitieron un ruído furioso, dejando gruesas líneas negras en el pavimento.

Charlie condujo como un demonio, en ningún momento dirigió la mirada a los espejos retrovisores y se dedicó a sortear a cualquier auto que se le cruzara en el camino. En más de una ocasión estuvo a punto de atropellar a una anciana.

Todo parecía indicar que había descubierto algo, "algo gordo" como él suele decir. Y que a donde quisiera llegar en ese instante, lo tenía que hacer ya mismo. Aunque producto de ese pique, resulte atropellada una pobre anciana.

Después de media hora de conducir como un desquiciado, llegó a las afueras de la METROPOLIS.

''las afueras de la Metropolis", era una manera de nombrar a los alrededores de la ciudad, aunque eso era totalmente relativo, la mayoría lo nombraba como "los senderos".

Al norte, se hallaban los pueblos del "fuego". Hogar de los "Tamers".

Al sur, se alzaban imponentes e intimidantes, las montañas de la "niebla". Hogar de trolls, gigantes y algunos rumores aseguran que son territorios de "dragones", aunque de ese tema, Nahuel sería el indicado para hablar.

Al este, se encuentran los bosque de "la roca". Hogar de los alquimistas de acero, mayormente conocidos como los "chiflados".
Al oeste, donde las tinieblas cubren montañas y bosques, se encuentra el "infierno". Algunos relatos aseguran que es de donde vienen los demonios, pero es preferible no hablar de ese tema.

En ese momento Charlie de hallaba en "la niebla". Al sur de la METROPOLIS, exactamente a las afueras de un gran arco de madera, de unos cuatro metros de alto y con un cartel en medio, en el cual decía: "El Ghorjam's".

Cuando ingresó uno metros, halló un cartel en forma de flecha, que decía:

BIENVENIDOS SEAN LOS HUMANOS Y NO HUMANOS


AL CIRCO DE ESTA PARTE DEL MUNDO DONDE


LA REALIDAD ES SOLO UNA BROMA PESADA.




Charlie no pudo evitar soltar un pequeño bufido, siempre le habían hecho gracia los timadores. Luego continuó caminando en dirección de una de las tiendas que se hallaban alrededor.




"El Ghorjam's", era un amplio llano ubicado a un lado de la carretera, a unos docientos metros a las afueras de la METROPOLIS.




Tenía una gran tienda en medio de aquél terrotorio, de unos seis metros de alto y unos diez metros de ancho con líneas verticales pintadas de color blanco y rosa. Alrededor se ubicaban pequeñas tiendas de campaña del mismo color. Todas brillaban con luces amarillas y rojas.




Charlie se acercó a unas de estas tiendas de campaña, ninguna tenía puerta así que decidió llamar desde fuera.




-Hola-aaa, ¿hay alguien en casa?-Preguntó con el tono más amable que pudo adoptar.




Esperó unos segundos, pero no hubo respuesta. Dirigió la mirada alrededor del lugar, pero no halló a nadie, solo se oía el silbido del viento al pasar. Daba la impresión que nadie habitaba ese lugar, hasta llegó a percatarse que las tiendas estaban polvorientas y rasgadas en algunas partes, los pequeños focos de luces amarillas y rojas, brillaban tenuemente y hasta algunos estaban quebrados.




Se lo pensó unos minutos y luego decidió volver a probar suerte, tal vez aquellas personas eran muy tímidas.




-Disculpen, no les quitaré mucho tiempo, en realidad quisiera hacerle algunas preguntas...




Pero antes que termine de hablar, Charlie distinguió como una sombra iba creciendo a sus espaldas. De inmediato volvió la mirada, porque sus experiencias anteriores le habían enseñado que no era bueno subestimar a sus oponentes, mucho menos si pasaban de los dos metros. Pero cuando dió media vuelta, tuvo que subir la mirada a más de dos metros, porque quien le estaba plantando cara, era un troll.




Charlie no sabía si huír o luchar contra el troll, había oído relatos sobre aquellas criaturas. Vivían en las montañas de "la niebla". Pero al instante supo que la lucha cuerpo a cuerpo sería una perdida de tiempo, porque también había oído que eran feroces y fuertes como veinte hombres juntos. Y con solo ver al troll que tenía en frente, pudo comprobarlo.




Pero no tuvo que luchar, ni huír. Nisiquiera tuvo que hablar, no solo porque no sabía que decir o que gestos podría hacer para que la criatura lo entendiese, no tuvo que hacer nada más que quedarse parado como una estatua mientras el troll pronunciaba palabra, su voz era grave.




-Mmmm-Gruñó, emitiendo un ligero eco al final, como un golpe de tambor. luego añadió-¿Qué deseas muchacho?, dejando a la vista sus grande y gruesos colmillos.




Charlie se quedó de piedra, encontrarse con un troll era mucho para él, quién había crecido en las calles de los suburbios de la METROPOLIS. Pero que aquella criatura hablara, ya era algo inconsebible.




El troll volvió a gruñir, pero no era un gruñido enfurecido ni mucho menos, más bien era como un bostezo, como cuando pasas muchas horas oyendo los relatos de tu abuelo y el cuerpo comienza a pedirte descanso.




Al percatarse de esto, Charlie sacudió ligeramete la cabeza y tomó aire. No estaba seguro si la criatura era peligrosa o no, pero le había hecho una pregunta así que era mejor responder.




-Disculpe... señor... quisiera hablar con el encargado de este circo.-Respomdió fingiendo seguridad.




El troll arqueó una de sus pobladas y canosas cejas. Luego vió directamente a los ojos de Charlie, pero no con ojos fieros, más bien con los ojos de una criatura que ha vivido mucho tiempo en este mundo y sabe como buscar la mentira en los corazones de las personas.




A pesar de su gran tamaño, unos tres metros por lo menos, tenía un cuerpo robusto, no musculoso pero si lo suficientemente fuerte como para quebrarte los huesos con un fuerte apretón. Sus brazos eran largos que casi le tocaban los muslos, sus pies eran anchos, con dedos regordetes, tenía las orejas largas y punteagudas como las agujas de punta romana, una nariz ancha, ojos pequeños y redondos que brillaban de un amarillo tenue, una barba canosa y rala que le llegaba hasta el pecho, y sus extremidades inferiores eran más pequeñas que su gran torax.




Parecía un gran papa noel, pero con la piel verde tierra y en vez de un traje rojo, llevaba una cota de cuero tachonado.




-Al parecer, tengo frente a mí a una persona que nunca ha conocido a un troll.-Dijo el troll con su voz grueso, pero lo dijo para sus adentros, aunque Charlie no pudo evitar oír.




-Bueno, en los relatos olvidaron mencionar que podían hablar.-Contestó Charlie, mientras tragaba saliva.




El troll soltó una sonora carcajada, mientras se tomaba la sobresaliente panza con sus largos y robustos brazos.




-Eres un muchacho listo, pero debo admitir que hay mucho de los trolls que no mencionan en los relatos.-Aseguró el troll y luego añadió.-Y con respecto a que puedo hablar, pero tal vez no deba, es porque pertenesco a un linaje ya extinto hace mucho tiempo. Ahora solo quedan aquellos tontos trolls de las montañas de "la niebla".




Charlie caviló las siguientes palabras que iba a mencionar, el encuentro con el troll lo había agarrado con la guardia baja, pero al parecer no era una criatura maliciosa. Por el contrario, parecia bondadosa y de mucha sabiduría. Así que volvió a recordar las razones que lo habían llevado hasta ese lugar.




-Mi nombre es Charlie, vengo de la METROPOLIS Y ...




-Mi nombre es Ghorjam, y no quiero problemas con la METROPOLIS... así que ten la bondad de marcharte.-Dijo Ghorjam interrumpiendo las palabras de Charlie.




Charlie no supo que decir, aunque para ser justos no podía jusgar a nadir por temer a la METROPOLIS, porque no eran los " rompe costillas" ni los "cazadores de demonios" quienes gobernaban la ciudad.




La METROPOLIS, era exclusivamente y completamente propiedad de Juliuss y sus asesinos de la noche.




-Entiendo sus razones Ghorjam, pero no vengo aquí por mis propios caprichos, estoy aquí porque temo el bienestar de su propiedad y de quienes viven con usted.-Dijo Charlie en tono serio.




Al oír estas palabras, Ghorjam se detuvo en la entrada de la tienda de campaña, y luego de unos segundos giró la cabeza e hizo un gesto para que Charlie lo siguiera.




-Espero muchacho, que no me hagas perder el tiempo. Estaré viejo, pero sé reconocer cuando quieren embaucarme.-Dijo ghorjam.




- No se arrepentirá, señor.-Respondió Charlie. Mientras ingresaba en la tienda.




Continuará...

1 comentarios:

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