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sábado, 4 de diciembre de 2010

TOMMY y los juegos vampíricos

El talismán.

Tommy tenía un talismán, no un talismán de juguete, si no uno real. De los que conceden magia al que lo porta y, tommy que era muy solitario, decidió dar vida al único objeto valioso para él.
Su oso de peluche "Teddy".

Teddy era el único amigo que Tommy podía hacer, a parte de Héctor que más que un amigo era un buen compañero de clases. Ya que, Tommy siendo un niño diferente a los que se acostumbra ver jugando en los parques, no era muy popular en su escuela.


Lo llamaban el Vampiro. Por sus ropas negras y con parches de grupos de rock pesado, sus cabellos alborotados daban la impresión que no se peinaba o que no había aprendido esa modalidad. Además de tener la piel pálida, blanca como la nieve, en la que relucían sus oscuras ojeras. Producto de muchas noches en vela, pensando que tal vez sea un legítimo vampiro como aseguraban sus compañeros de clase y que sus padres a los que casi no veía, se lo habían ocultado.
Aunque cabe la posibilidad que aguarden la mayoría de edad de su primogénito para contárselo. Cosa totalmente absurda.

Cuando Teddy fué alterado por la magia del talismán, empezó a caminar en dos patas. En sus dos patitas rellenas de algodón que las movía una tras otra, a ritmo lento, sibujando curvas imaginarias en el suelo, mientras aprendía a andar.
Luego de dominar completamente el arte de caminar, el pequeño oso de peluche levantó la cabeza y sus pequeños ojos redondos se encontraron con la atenta mirada de Tommy. Quien lo observaba sentado en su cama, con la emoción brillandole en los ojos.
Se quedaron así unos segundos antes de hacer algún movimiento.

Teddy fué quien rompió el silencio. Con una bocecita suave, como si susurrara las palabras, dijo:
-¿Ho-la?-Dijo tímidamente y luego añadió-¿Quién eres?.

Tommy que no le había quitado los ojos de encima, dibujó una sonrisa en su rostro albino y sin perder de vista al pequeño oso, se puso de pié y se arrodilló mientras extendía su mano para tomar la de Teddy y con un pequeño movimiento de abajo hacia arriba, respondió la pregunta del pequeño.

- Mi nombre es Tomás, pero mis amigos me dicen Tommy(para Tommy, "amigos" vendrían a ser Héctor y Mary, la chica de al lado. Aunque no eran precisamente eso, en especial Mary).-Te acabo de dar vida, con esto -Dijo, mientras agitaba el talismán que sostenía entre sus dedos.

Aquél talismán se lo había obsequiado su abuelita Victoria para su décimo sexto cumpleamos. Su abuelita por parte de papá era la única familiar que lo tomaba en cuenta y como todos los años no se había olvidado del cumpleañoas de su nieto. Pero esta vez le había enviado un objeto brillante y circular, con un grabado en la superficie, en alto relieve se imponia un cóndor, rey de los cielos andinos. Y junto al regalo su abuelita le había escrito una nota, donde ponía que era un objeto de buena suerte y fortuna. Que concentraba magia y muchas otras cosas que Tommy preferiría no mencionar.

-De ahora en adelante serás mi mejor amigo. Nos protegeremos mutuamente y la pasaremos ¡super!.-¡Ups!, me olvidaba. Tu nombre en Teddy, lo siento si el nombre no es de tu agrado, pero no soy bueno en eso. A decir verdad, no soy bueno en nada.

El pequeño oso esscucho atentamente sin interrumpir el relato de Tommy y después con uan amplia sonrisa, dijo:

-¡Amigos!.
Y fijó sus diminutos ojos oscuros vidriosos sin expresión en los ojos negros de su nuevo amigo.

Continuará...

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