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sábado, 20 de febrero de 2010

¡¡Bienvenidos a wonderland!!

No tengo un nombre o tal vez no quiero recordarlo pero generalmente me llaman Charles y este es mi mundo.

Con los primeros rayos del sol, las calles empiezan a obtener esa claridad en sus colores, dejando atrás el tono gris, desvaneciendo las sombras de los cerros desnudos, escasos de verdor. Personas comunes pero con problemas similares empiezan a salir de sus hogares. Dejan en el umbral, agitando el brazo, a esa familia que conocen poco pero que de alguna u otra manera aman.
Yo vivo en un pequeño departamento que apenas puedo pagar, propiedad de un maldito viejo cascarrabias.

Tengo quince años y mi mundo está a punto de derrumbarse, aún no he conocido el sexo, me imagino que en algún momento de mis días sombríos, llegue una doncella y toque mi puerta o algo por el estilo.

Bueno, mi día empieza de esta manera: desayuno, me visto y salgo a las calles, esas sucias calles, infestadas de miseria, calles olvidadas por Dios, abandonadas a su suerte como pequeños niños espartanos.

No viajo en autos lujosos, ni en autobus, mucho menos en taxi.
Camino ampliamente hacia mi destino, una tienda de sombreros, no es una oficina, ni me pongo un traje con corbata pero es un trabajo honorable o al menos es algo.

Sentado en mi habitual haciento de cuatro patas de madera gastada, miro caer al sol en su acostumbrado paseo tardío. Hoy no hubo clientes como es rutina. Solo algunos ancianos preguntando por lugares que no conosco.

El cielo oscurece, esa oscuridad me aterra, hace que pierda la calma y me pone alerta, listo para atacar a cuaquier peatón que pase por mi lado. Aparecen las primeras estrellas de la noche y pido un deseo.
Que mis padres, donde quiera que estén, se encuentren mejor que yo.

Retorno a mi casa y en ese viaje me cruzo con varios delincuentes, algunos robando, otros violando a indefensas chicas. Pero no puedo hacer de héroe, no en estos tiempos.

Dejo caer mi mochila, me desnudo, entro a la ducha y rompo en llanto.
Preguntandome por qué solo esta parte del universo esta cubierta de penuria, por qué me tocó vivir en esta ciudad cruel, por qué las personas se dañan mutuamente, por qué ... por qué no tengo padres, por qué le temo a la muerte si ya estoy muerto y esto es el infierno.

Me levanto, desnudo, miro fijamente la pared del baño, cierro ligeramente los ojos y con la mayor fuerza impacto mi cabeza contra el cemento, una y otra vez ... hasta perder el conocimiento, mientras mi sangre recorre mi cuerpo en un viaje que está a punto de terminar.

La puerta principal del cuarto se abre y deja al descubierto a una muchacha ... que tal vez vino a "tocar mi puerta" o simplemente a pedir un poco de azúcar. Pero ya es demasiado tarde.
Me despido de este mundo y me dirigo hacia otro, tal vez diferente o peor ... ¿Quién sabe?.

El despertador suena y me levanto espantado, aterrado por la pesadilla que acabo de tener.

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