Image and video hosting by TinyPic

martes, 25 de enero de 2011

Mi eterno amor... tiene un nombre.

Supuse que conocía el amor. No me lo habían presentado, pero lo creí perdido hace mucho... en una tarde de invierno, cuando los amantes suelen acurrucarse como huerfanas palomas.

Supuse mal, pues conocí a una hermosa chica. Me la presentaron en uno de esos momentos que no esperaba nada nuevo en mis días.
La llegé a besar en las siguientes semanas... y fué mágico. Se sentó sobre mis piernas, me rodeo con sus brazos y volví a sentir el cariño de una mujer...
¿De un ángel?; ¿De una princesa?... simplemente el amor de Maritza.


Ella suele llegar tarde... a veces me hace enojar, y discutimos de cosas superficiales.
Pero de alguna forma, todo lo soluciona con un beso. Tan hermoso como el primero, magnífico... como si fuera el último.
No me preguntes como lo sé, simplemente lo sé... y ¡ya!.
De noche o día, llueve o truene. Siempre... pero siempre, está presente en mis pensamientos, sean raros; locos, extrovertidos, románticos, dramáticos o paranóicos.

Solía pensar que conocía el amor, ahora... estoy completamente seguro que lo conozco, y Maritza es el nombre que define dicho sentir, que hace palpitar mi corazón a diario. Sin ella... ¡NO!.
Con ella... para siempre.

0 comentarios: