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lunes, 31 de enero de 2011

Mi relación con las mujeres...

Perdóname Jessy, fué una noche de alcohol y drogas. Tu sabes, esas fiestas en la que dejas salir a la bestia que llevas dentro.
Hilary...¡Que puta eres!. ¿Piensas que puedes ir cojiendo con cuantos se te cruzen en el camino?.

Recuerdo que oí mi nombre. Luego volté y la ví. Tenía el rímel corrido en los ojos. Sentí lástima, pero sabía lo que buscaba... consuelo y un estúpido que la consolara.
Nos quitamos la ropa y lo hicimos... ¡Maldición! en la camioneta de mi mejor amigo.
Lo peor de todo es que no recuerdo nada de aquella noche, y tu puta... sigues caminando por las calles como si no hubiese pasado nada.

El otro día fuí a buscar a Jessy, volví a mi casa con un moretón en el ojo izquierdo.
Tal vez tenga la culpa... pero no fuí yo ¡Es la puta droga!.
Después fuí a lo de Hilary. Mejor si no hubiese ido. La encontré en pijama (un diminuto short rosa y una sudadera transparente). Me sonrió... terminé en su cama. Huele bien... ¿En qué diablos tengo la cabeza?.

Volví a buscar a Jessy, sólo recibí una amenaza de muerte como respuesta. Es más, ya no suelo sentarme junto a él en clases. Ya nada es como solía ser, no es para menos... después de lo que hice ¿Qué esperaba?... ¿Una medalla?.

Luego de unos meses, tuve una riña con Jessy. Ahora le guardo rencor. ¿Cómo puede hechar a perder una amistad de seis años?.
Una chica de la altura de Hilary... vale mucho menos.
Ahora tengo un nuevo amigo... Frank. Colecciona tarçantulas y todo ese rollo friki. Su hermana es amiga de Hilary, se llama Donna, es linda.

¡Mierda!... ahora Frank me odia. Hace una semana fuí a su casa para hacer un trabajo. Él no se encontraba en ese momento, así que decidí esperar a que regrese. Mientras lo hacía, Donna se ofreció para hacerme compañía, y mientras charlábamos... llegé a su dormitorio.
Todo fué veloz, para darme cuenta... tenía a Frank con los ojos desorbitados observándonos desde la puerta de la habitación.


Tengo el record de perder a dos amigos en menos de un año. Tengo a la soledad pisándome los talones y la ¿culpa?... no se encuentra en estos momentos.
A fines del año escolar, con la nieve cayéndo a montones. Jessy volvío a dirigirme la palabra, hicimos las pases... hasta nos reímos de lo tontos que fuímos. Luego prometimos que ninguna mujer iba a volver a romper nuestra amistad.

Al año siguiente volvimos a pelear... ¿Qué frágiles son las promesas verdad?. Y todo... por culpa de esas benditas curvas, de esos grandes pechos y de esas sonrisas coquetas que nos derriten como desolados conos de helados tirados sobre la acera.
Luego me inventé las siguientes rimas, como para desahogarme:

Estúpido Romeo, no pienses en el amor.
Sueña con mujeres desnudas... ¡Que es lo mejor!.

Bueno, aún le faltan algunos detalles. ¡OH! casi lo olvido, mi nombre es Romeo y este es mi diario.

martes, 25 de enero de 2011

Mi eterno amor... tiene un nombre.

Supuse que conocía el amor. No me lo habían presentado, pero lo creí perdido hace mucho... en una tarde de invierno, cuando los amantes suelen acurrucarse como huerfanas palomas.

Supuse mal, pues conocí a una hermosa chica. Me la presentaron en uno de esos momentos que no esperaba nada nuevo en mis días.
La llegé a besar en las siguientes semanas... y fué mágico. Se sentó sobre mis piernas, me rodeo con sus brazos y volví a sentir el cariño de una mujer...
¿De un ángel?; ¿De una princesa?... simplemente el amor de Maritza.


Ella suele llegar tarde... a veces me hace enojar, y discutimos de cosas superficiales.
Pero de alguna forma, todo lo soluciona con un beso. Tan hermoso como el primero, magnífico... como si fuera el último.
No me preguntes como lo sé, simplemente lo sé... y ¡ya!.
De noche o día, llueve o truene. Siempre... pero siempre, está presente en mis pensamientos, sean raros; locos, extrovertidos, románticos, dramáticos o paranóicos.

Solía pensar que conocía el amor, ahora... estoy completamente seguro que lo conozco, y Maritza es el nombre que define dicho sentir, que hace palpitar mi corazón a diario. Sin ella... ¡NO!.
Con ella... para siempre.

sábado, 8 de enero de 2011

TOMMY y los juegos vampíricos

Como ser un vampiro y no morir en el intento. Parte lV

Las pesadillas de Tommy iban siendo más cotidinas. Pero esta, a diferencia de las demás. Le fué totalmente aterradora.

Las paredes de la habitación eran de color rosa, con posters gigantescos de los grupos de pop más populares del año.

Había una cama destendida y un reloj de mesa se hallaba destrozado sobre la alfombra, emitiendo un insesante tintineo.

El ambiente se mantenía en silencio, solo el resonar del reloj en la alfombra y las respiraciones agitadas de dos personas, llenaban la habitación.

Tommy o lo que quedaba de él, se ocultaba en una esquina; camuflado por las sombras.

Sostenía por la cintura a una chica esbelta, de rizos color caramelo que le caían sueltos por encima del hombro, cubriéndole toda la espalda pero dejando al descubierto gran parte de su cuello. Tenía los labios sobre aquél lugar y los dientes perforando duramente. Provocando que cayeran dos pequeños hilos de sangre, que se le escurrían por el vestido blanco de la muchacha.
Lo único que se veía de Tommy, era su figura encorbada y sus ojos que brillaban como los de un fiero animal.


La muchacha, que hasta ese momento había perdido la conciencia, la recuperó de pronto, como si un balde de agua fría le hubiese caído sobre la piel, haciéndola tiritar y erizarle la piel.

Abrió los ojos, de un color cielo y trató de controlar sus nervios. Intantaba recordar lo que había ocurrido exactamente. Pero ya lo sabía, lo había sospechado los últimos días, pero se negaba a reconocerlo.

Acercó sus labios al oído de su atacante y susurró dulcemente algunas palabras, tan terroríficas que Tommy abrió los ojos como platos y le pareció que su mundo daba un vuelco de ciento ochenta grados. El miedo se apoderaba de él, haciendo que su corazón latiera con más fuerza.

Despegó sus labios manchados de sangre de inmediato. Sintiendo como sus dientes se desprendían del cuello de su víctima, como dos afiladas agujas. La muchacha dió un quejido de dolor y seguidamente fijó sus ojos en los de Tommy. Aún sostenida de la cintura por los fuertes brazos de su atacante. Le sonrió debilmente, abriendo sus labios como si fueran dos pesados neumáticos, luego repitió lo que le había susurrado anteriormente.

-Tomás, soy Mary.

Y con estas palabras, el mundo de sombras de Tommy se llenó de luz blanquecina, como si alguien hubiese encendido un foco gingantesco, cegándolo y abrumando su alma de miedo puro y terrorífico.


Se levantó sobresaltado, respirando rápidamente, con la cara y el cuerpo empapados de sudor.
Su mirada se encontraba perdida sobre un punto ciego, deambulando en un paraíso de colores. Asimilando la idea que todo había sido un mal sueño.
Pero no pudo olvidar la sangre que le chorreaba por los labios y, más importante aún, que era la sangre de Mary.

Su vecina, a quien amaba en soledad. Y aunque no habían intercambiado más de dos frases en toda su vida, resultaba tenebroso soñar con ella. En especial, si en el sueño le está succionando hasta la última gota de sangre de su frágil cuerpo. En vez de soñarla desnuda, como sería lo normal.

Esa idea hizo que se sonrojara y lo ayudó a tragar saliba.

Mientras olvidaba el mal rato, no podía evitar imaginarse a su vecina en lencería. Esa idea le volvió a poner la cara del color de un tomate, y juró no participar más en las conversaciones eróticas de Héctor y Donan.

-¿Un mal sueño?-Preguntó Teddy. Con su habitual voz chillona.
Sobre el escritorio de Tommy; recostado sobre la computadora.

El oso de peluche como era de imaginar, no dormía y a Tommy le resultaba incómodo que lo observaran mientras quedaba inconciente.
Pero fuera de eso, no se le cruzó la idea que un oso de felpa pudiera estar enterado sobre los sueños. Esa idea ni se le asomaba por la calabaza

-No es nada.-Respondió. Despistado, evadiendo la mirada de su pequeño amigo. Que al contraste con la oscuridad, resultaba tenebroso. Ahora con mucha más razón, ya que acababa de tener una pesadilla.

Aún faltaba mucho para el amanecer y a Tommy no le apetecía volver a dormir. Miró a la luna por su ventana, brillando en el infinito como un gran foco de luz.

Continuará...

martes, 4 de enero de 2011

A TU LADO

Sueles soñar, dulces e irreales sueños.
Cantas sin un motivo y yo, escucho enamorado. Haces desaparecer mi soledad.
Sueles mirarme a los ojos, queriendo descubrir una mentira.
Me despiertas con un beso y duermes acurrucada en mi pecho.
Sueles inflar tus mejillas, privándome de tu atención.
Eres una princesa, sin castillo ni dragón que te aprisione.

Te espero en una esquina, cubierto de nieve. Tal vez me enojo, pero llegas y te impulsas con tus pies para rodear mi cuello con tus brazos, me das un beso y siempre termino sonriendo.
Caminamos tomados de la mano, dibujando huellas sobre la nieve.
Caminamos y no vemos hacia atrás, no sabemos que hora será, tampoco nos importa.
Buscamos figuras en las nubes y las maldecimos cuando empiezan a soltar lluvia.
Maldecimos y luego nos reímos a carcajadas. caemos al suelo y empiezas a mover tus brazos y piernas, dibujando un ángel de nieve, sobre otro de carne y hueso.

No me importan los días, Si estás a mi lado.
Me importan más las horas, cuando estás junto a mí.
Sé que debes partir, y sé que puedes volver.