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El extraño caso del niño perdido. Parte lll-Jefe...¿se encuentra bien?.-Preguntó Roberto.-Deimos... Deimos...-Murmuró el Jefe, haciendo caso omiso a la pregunta.En ese instante, la puerta se abrió con gran estruendo. Permitiendo que el viento entrara violentamente, provocando que algunos documentos salieran volando de los escritorios. Aquél incidente, hizo que el Jefe saliera del estado reflexivo que había adoptado hasta ese momento. Dirigió su atención a la entrada, Roberto hizo lo mismo.Un hombre corpulento se hallaba en el umbral de la puerta, llevaba en sus hombros un enorme jabalí muerto. Sus rasgos eran toscos, rudos, duros como una roca. Su cabello era corto y peinado hacia atrás. Tenía una cicatriz en el ojo izquierdo y pendientes en las dos orejas.-¡Aquí me tienen de vuelta!.-Dijo el sujeto, al tiempo que soltaba al animal muerto sobre el suelo.-Esta vez regresaste muy pronto.-Mencionó Roberto, con una sonrisa dibujada en el rostro.-Paul... recoge esa cosa que acabas de soltar.-Dijo el Jefe, en tono severo.Paul se pasó una mano por el cabello y mientras una sonrisa azomaba en su rostro duro, tomó al jabalí por una pierna y lo puso nuevamente en sus hombros, como si hubiese recogido un lapicero y no un animal de por lo menos 100 kilos.-Siento regresar con vida, Jefe.-Comentó Paul.Roberto no pudo evitar soltar una carcajada.-El que lo siente más, soy yo Paul. Ahora no es un buen momento para que te pongas sentimental.-Dijo el Jefe, volviéndo a poner los ojos sobre Deimos.Paul se percató del cambio repentino en el rostro del Jefe y volvió la vista en la misma dirección.-¿Y ese muchacho?.-Preguntó, señalando a Deimos.-Me temo que Charlie acaba de cometer otra estupidez.-Respondió el Jefe.Paul arqueó las cejas, luego dijo:-¿A que se refiere, Jefe?.-Preguntale su nombre -Dijo el Jefe.-¡Hey, chico! ¿Cómo te llamas?.-Preguntó Paul.-Deimos, señor.-Respondió el joven, sin quitar de vista el suelo.-Bueno, Jefe. Ya lo oyó, su nombre es Deimos.-Dijo Paul, dirigiendo su mirada a los ojos inexpresivos del Jefe.-Usa la cabezota, Paul.-Respondió, perdiendo la paciencia.Paul se quedó de piedra, intentando pensar. Pero ese no era una de sus virtudes.-Deimos... Paul. ¡¡Deimos!!.-Vociferó el Jefe, volviendo a perder la paciencia.-Lo siento Jefe, pero aún sigo sin entenderle.El Jefe se llevó la mano al rostro y con el sudor brillandole en la frente, dijo :-Deimos... Hades... el inframundo... ¿Ahora entiendes?.Paul abrió los ojos como platos, luego volvió la mirada en dirección del muchacho que tenía la cabeza gacha. Y aunque no tenía el aspecto de un Dios, podía confiar plenamente en la palabra del jefe.-Deimos... ¿El dios del miedo?.-Preguntó, con absoluta preocupación.-Exacto paul... ese Deimos.La agencia vólvió a sumergirse en un silencio profundo. Paul, el Jefe y Roberto parecían tres estatuas esculpidas en arcilla. -Pero... pero... ¿Qué demonios hace un dios aquí?.-Preguntó Paul, saliendo del trance.-Es la misma pregunta que lleva merodeando mi cabeza, desde que Charlie lo dejó aquí.-Respondió el Jefe.-Charlie... ya me lo debía estar imaginando.-Agregó Paul.-Señor, si lo que usted dice es cierto. No le parece que es un poco arriesgado tenerlo aquí.-Dijo Roberto, quien hasta ese momento había oído todo con ojos abiertos como platos.-Me temo que tienes razón, pero no podemos hacer más. Debemos, aunque me tema... confiar en charlie.-Respondió el Jefe, golpeando su escritorio con las dos manos.-Bueno, si me deja. Puedo ir a por Charlie.-Sugirió Paul.El jefe se quedó en silencio por unos segundos, con el rostro totalmente inexpresivo y el ceño fruncido. Luego de analizar la propuesta de Paul dijo:-No... te necesitamos aquí por si sucede algún imprevisto.Paul se quedó en silencio, aunque tenía muchas ganas de encontrar a Charlie y partirle la cara, no podía desobedecer una orden del Jefe.Luego volvió la vista en dirección de Deimos, mientras una idea se le asomaba en su pequeña cabeza.-¿Por qué dice que es arriesgado tenerlo aquí?.-Es un dios, Paul - Dijo el Jefe. -Y es mejor, no meterse con ellos - Sentenció, mientras apretaba los dientes.-Y ... si le preguntamos a él.-Sugirió Roberto.-Cierto, de seguro nos puede decir algo interesante -Agregó Paul.El Jefe solo atinó a asentir levemente, el sudor frío parecía intensificarse en todo su cuerpo. Ahora le sudaban las axilas y las manos le comenzaban a temblar.-Deimos... ¿Sabes porqué motivo, Charlie te trajo aquí? -Preguntó Paul.Hubo una pausa, que volvió a llenar el ambiente de un silencio incómodo.-No debo hablar... no debo, señor -Respondió Deimos.Paul, Roberto y el Jefe intercambiaron miradas. Luego aguardaron en silencio hasta que Paul volvió a decir:-Entiendo... es un secreto. Pero si nos lo cuentas... tal vez podamos ayudarte.El ambiente volvió a cargarse de una energía pesada y negativa. Pero en ese instante, mientras aguardaban la respuesta de Deimos, la puerta de entrada volvió ha abrirse, pero esta vez con mucha suavidad.Los presentes en la agencia, voltearon al unísono con los ojos abiertos como platos. Como si la mano esquelética de la muerte, hubiese asomado por la puerta.-¿Qué les sucede muchachos? -¿Acaso han vuelto a meterse con la mujer de un ganster? -Preguntó en tono irónico la mujer que había ingresado.Era alta, con ojos afilados como cuchillos. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo que le llegaba hasta la cintura. Su rostro era terso y de rasgos finos. Iba vestida con botas negras, una falda corta y una blusa igual de pequeña. Su silueta era hermosa, perfecta, como solo la podrías imaginar en tus sueños.-Jefe, cuando se refirió a ''si sucede algún imprevisto''. ¿Lo dijo por Téa? -Comentó Paul, volteando el rostro hacia un lado, para ocultar la sonrisa que empezaba a dibujarse en su rostro de piedra.Téa arqueó las cejas, luego puso sus manos sobre su estrecha cintura y en tono airado dijo:-Muy gracioso, Paul. Me parece que la palisa que te dí el otro día, no te fué suficiente.Paul se encogió de hombros y el rostro se le puso del color de un tomate. -Todos saben que me dejé ganar, golpear mujeres no es mi estilo -Dijo en tono altanero, pero tratando de ocultar su verguenza.Téa dió un paso amenazante en dirección de Paul. Pero el Jefe la detuvo en un tono muy severo:-Téa... tenemos problemas. Deja los juegos para otro momento.-Uno muy grande... como tus senos.-Agregó Paul.Teá lo fulminó con la mirada.-De que se trata Jefe.-Dijo Téa, volviendo el rostro en dirección del Jefe.El Jefe dió un gran suspiro, antes de hablar.-Comenzaré diciendo que ni yo tengo la mínima idea de como va terminar esto, pero conociendo al involucrado tal vez te puedas dar una idea.Si miras el escritorio de Charlie, podrás ver a un muchacho.-Charlie... -Murmuró Téa, interrumpiendo al Jefe.-Bueno, ya te vas haciendo una idea. Pero como te decía, aquél muchacho fué traído aquí por Charlie. ¿Porqué motivo?, solo él y el muchacho lo saben. Sólo sé y creo que aquí es donde el tema nos concierne a todos nosotros. Es que el aquél muchacho, no es un simple muchacho.Téa arquéo las cejas y puso cara de '' de que diablos hablas''.-A lo que me refiero es que no es mortal.-Dijo el Jefe, al notar el gesto confuso de Téa.-¡Ya Paul! ¿Qué cosa le pusiste al café del Jefe?.-Vociferó Téa.-¡Ya basta!, ¿No veén que esto es serio?.-Comentó Roberto, indignado.-Pero... como dice... -Comenzó a replicar Téa, pero fué interrumpida por el Jefe.-¡Es un Dios! ¡No es mortal! ¿Entiendes, Téa?. Es el Dios del miedo, Deimos.Téa se quedó de piedra por unos segundos. Y no por oír que el muchacho sentado en el sitio de Charlie fuese un Dios. Si no por el aspecto nervioso y alterado del Jefe. Nunca, desde que llegó a la agencia lo había visto tan desesperado. No desde la vez que Charlie intentó filtrarse en la oficina de los Rompe Costillas.-De acuerdo, Jefe. Lo comprendo, pero trate de tranquilizarse.-Sugirió en tono amable. Luego continuó: -Pero si es el verdadero Deimos... ¿Donde está su hermano, Fobos?.En ese instante, el ambiente se tornó pesado. Costaba respirar y el sudor no tardó en apoderarse de los cuerpos presentes. Luego Deimos, quien no había mencionado palabra hasta ese momento, comenzó a murmurar, desesperado:-Fobos... Fobos... ¡¡FOBOS!!.-Vociferó.Todos voltearon las miradas al unísono. Al mismo tiempo que eran testigos de como la silla que ocupaba Deimos, comenzaba a agitarse.-Fobos... Fobos...-Continuó murmurando.-Bien hecho Téa... gracias por enojar a un Dios.-Comentó Paul.Deimos alzó bruscamente la cabeza en dirección de los presentes. Sus ojos brillaban como dos rubís en la oscuridad. Sus cabellos comenzaron a arremolinarse y a cambiar de color, mientras pequeños hilos de fuego danzaban por toda la agencia.-¡Detenganlo!.-Ordenó el Jefe.-Yo lo haré.-Agregó Téa antes que Paul, hiciera algún movimiento.Los pequeños hilos de fuego que flotaban por los aires, comenzaban ha transformarse en gigantescos brazos. Téa juntó sus manos, como si estuviese rezando, cerró los ojos y comenzó a murmurar palabras en otro idioma.Acto seguido, el ambiente se sumergió en un silencio sepulcral. Como si Cronos el Dios del tiempo, hubiese succionado las horas, dejando en el ambiente un eterno letargo.Luego de unos segundos, el tiempo volvió a la normalidad y las articulaciones de Paul, El jefe, Roberto, comenzaron a tener nuevamente movilidad. Los grandes brazos de fuego que habían aparecido de la nada, desaparecieron de la misma forma.Continuará...
El extraño caso del niño perdido. Parte llTodo indicaba que Charlie se hallaba siguiendo un caso. Pero el jefe no sabía nada al respecto, aunque no sería la primera vez que Charlie no le notificara antes de emprender una investigación.-Un vaso de Fresh-Kola.-Pidió Charlie, sentado en la barra del BAR NÉMESIS. Era el sitio preciso para comenzar una investigación. Siempre y cuando tuvieras el valor de ingresar. Podrías sacar información valiosa sobre los sucesos más importantes de toda la Metropolis.En el lugar habían muchas mesas, pero esa mañana solo estaban ocupadas dos. Charlie bebió de su vaso con mucha tranquilidad, mientras detrás de él, una conversación se daba lugar.-Lo tienen oculto en el Circo.-Dijo uno de los hombres sentados en la mesa. Era corpulento y de mirada severa, tenía una gran cicatriz en la mejilla izquierda.-¿Circo?... que extraño lugar, para ocultar... -Agregó su compañero. Quien era de contextura delgada y ojos saltones como los de un sapo.En ese preciso momento, la puerta del bar se abrió con gran brusquedad, provocando que los presentes voltearan la mirada hacia la entrada.De inmediato, hizo su ingreso una mujer de mediana estatura, de exelente silueta y cabello largo. Con un sombrero ancho que le cubría los ojos, pero que dejaba a la vista unos labios boluptuosos y una sonrisa coqueta.Tomó asiento al lado de Charlie, como si fuese lo más normal del mundo. El cantinero la vió con ojos incrédulos, luego tomó su orden.-Un whisky doble, por favor.-Pidió en tono cortéz, con un timbre de voz que acariciaba las notas más dulces.El cantinero se quedó de piedra por unos segundos, luego dió media vuelta y comenzó a preparar el trago.-¿No es muy temprano aún?.-Preguntó Charlie. -¿Disculpe?.-Dijo la mujer, volviendo el rostro en dirección de Charlie.Hubo una pausa, luego Charlie colocó el vaso vació en la mesa y respondió con voz despreocupada.-Disculpeme, señorita. Me tomé el atrevimiento de hacer un comentario acerca del tiempo y las bebidas.-Disculpeme usted a mí. Pero aún sigo sin entenderle.-Respondió la mujer, arquenado las cejas. Sus ojos brillaban como el día más soleado que pueda imaginarse.Era raro ver mujeres por el bar NÉMESIS, a menos que se traten de prostitutas o meseras. El término, mujer bonita, era completamente inexistente en aquél lugar.-Dejeme decirle que no es la primera en recordármelo. Fué un gusto el poder haber intercambiado unas cuantas palabras con usted... Evangeline.-Dijo Charlie, acomodándose su sombrero. Luego se puso de pie y caminó hacia la salida.-¿Cómo sabe mi nombre?.-Preguntó Evangeline, muy sorprendida.-No lo supe, pero ahora lo sé.-Respondió Charlie, mientras alzaba un brazo en señal de despedida. Abrió la puerta y salió del resinto.En la metropolis, existe solo un tipo de justicia. Y aquella justicia cuenta con un nombre y un rostro. El nombre: Los rompe costillas. El rostro: Mr.Smith. Pero muy alejada de aquella justicia, se encuentra la AGENCIA y los CAZADORES DE DEMONIOS.Aunque la agencia podría considerase una especie de justicia limitada, los cazadores eran todo lo contrario a Mr. Smith y el Jefe.No gozan de principios, ni reglas... ni humanidad. Se dedican exclusivamente al exterminio de cualquier criatura que no sea normal. Si tienes seis dedos en un pie, date por muerto.Es muy difícil reconocer a un cazador, siempre van disfrazados y se mueven como el rayo. Pueden caminar a tu lado, reír a tu lado, hasta dormir al lado tuyo. Y sólo te enterarás, cuando ya estén a muchos kilometros a la redonda.Pero Charlie tenía un don, una especie de corazonada para descubrirlos. Siempre que un cazador estaba a menos de 3 metros de él. Sentía un pinchazo en el pecho, advertencia, o como él suele decir: ''-Hay un hijo de puta merodeando por aquí''.Aparte del pinchazo, suele ver, en la mayoría de los casos, el nombre del cazador escrito en la frente del mismo. O como el suele decir:''-Te pillé, hijo de puta''.El tiempo fuera del bar, se extendía gris por los cielos y nostálgico en los corazones de los terrestres. Nubes negras amenazaban con regar lluvia sobre las cabezas huecas que merodeaban las calles, excasos de paraguas. Charlie acomodó el cuello de su gabán y se cubrío los ojos con el sombrero. Metió las manos en los bolsillos de sus pantalones y caminó por las calles alborotadas de transeuntes con su peculiar andar de lado a lado, hasta un taxi que se hallaba estacionado bajo un aviso que decía:''Prohibido estacionarse''.-A Goods winds, por favor.-Dijo Charlie, acercándo el rostro por la ventanilla del copiloto.-Lo siento, no llevo a personas sospechosas.-Respondió el conductor. Volviéndo a leer el diario que llevaba en las manos.-¿Disculpe?.-Ya le dije, señor. No llevo a personas sospechosas.-Volvió a responder el conductor. Sin quitar los ojos del periódico.-¿Qué le hace pensar semejante disparate?.-Preguntó Charlie, tratando de calmar sus ansias de cometer asesinato.-Trae un sombrero y gabán.-Dijo el conductor, en tono despreocupado.Hubo una pausa, luego Charlie, conteniendo la ira que comenzaba a ponerle la cara del color de un tomate, volvió a preguntar:-¿Y?.-No sé usted, señor. Pero de donde yo vengo, suelen decir, que un tipo con sombrero y gabán, no puede ser un simple vendedor de cepillos eléctricos.-Respondió el conductor, soltando un bufido.-¡Lo que acaba de decir, es la cosa más estúpida que he oído en toda mi vida!.-Vociferó Charlie.-Mire, amigo. Ya estoy comenzando a perder la paciencia, larguese antes que alguien salga herido.-Amenazó el conductor, acercando el rostro al de Charlie.Para estos casos, Charlie también contaba con un refrán. En la agencia suelían decir: ''Si un tipo es lo suficientemente estúpido como para amenazar a una persona que no conoce. Es lo suficientemente estúpido, para recibir una palisa''.El cristal del copiloto estalló en la cara del conductor. Charlie lo tomó por el cuello de la camisa y lo sacó del auto con una fuerza sobrehumana.El tipo se tendió en el suelo con las piernas doblas y los brazos sobre el rostro. Pero aquella posición, no lo libró que lo molieran con una serie de patadas dirigidas a todo su cuerpo.La sangre roja, como la cólera de Charlie, comenzó a correr por el pavimento, el conductor pedía ayuda, mientras Charlie lo dejaba con los huesos quebrados, para introducirse y encender el auto.Las llantas traseros emitieron un ruído furioso, el olor a quemado se perdía en el caótico tráfico de aquella típica mañana en la Metrópolis.Continuará...
El extraño caso del niño perdido:-Solo cuida al muchacho, ¿si?.-¿Qué demonios significa esto Charlie?.-Vociferó el jefe.-Es un niño...-No te pases de listo conmigo. ¿Porqué lo has traído?.-Es una larga historia jefe, ahora no cuento con mucho tiempo. Se lo encargo...-¡Maldito, más te vale regresar pronto!.-Grunó el jefe, cuando Charie ya había cerrado la puerta de la oficina a sus espaldas.En la Metrópolis, los crímenes eran como el cereal de todos los días: ''Siempre te encuentras con una sorpresa al final de la caja''. Drogas, sexo, sexo y alcohol, son los valores sobresalientes de esta ciudad.Pero lo que la hace única e irrepetible, es que tiene por huéspedes... caminando por las calles, libres como una jauría de lobos... a demonios. No los típicos demonios de las escrituras y pinturas; de cuerpos rojizos, mirada maliciosa y sobresalientes ojos amarillos, cuernos en la frente y cola puntiaguda. Si no Demonios, verdaderas criaturas del mal.Y ustedes se preguntarán: ¿Cómo combaten a semejantes inquilinos?. La respuesta vedría a ser una pequeña casa ubicada en los suburbios de la Metrópolis, conocida como la AGENCIA PARA PROBLEMAS DEMONIACOS. La cuál alberga a profesionales no licenciados para combatir a dichos personajes maliciosos. Por ejemplo Charlie, llegó como hace menos de un año a la agencia y, ya es todo un experto.Por lo general es él quien resuelve la mayoría de los casos, aunque también está Paul. Quién cayó literalmente en la agencia; (huyendo de los Rompe costillas, después tuvo que pagar los gastos del tejado)unos meses antes de la llegada de Charlie.Los dos son buenos muchachos, pero no es lo que opina el Jefe. ÉL siempre dice: ''uno de estos días voy a terminar asesinando a unos de estos hijos de puta'', y sigue repitiendo la misma frase cada vez que Charlie hace alguna estupidez.-¡Uno de estos días, voy a terminar asesinando a este hijo de puta!.-Vociferó el Jefe, desprendiendo un poco de saliba sobre la mesa.-Tranquilicesé Jefe, ya sabe como es Charlie. Siempre tiene un por qué para todo.-Mencionó Roberto, mientras escribía en su vieja maquina de escribir.-No estaré tranquilo, hasta que se lleve a este niño de aquí.-Dijo, señalando al pequeño niño que se encontraba sentado sobre una silla ubicada en una esquina, que por cierto estaba atestada de posters de actrices porno.-Primero que nada, sáquelo de ese lugar.-Aconsejó Roberto, frunciendo el ceño.-¡Hey, niño!. Acércate aquí de inmediato.-Ordenó el Jefe, apretando los dientes.Pero el niño no se movió de su lugar. Tenía la cabeza mirando hacia el suelo. Su cabellera rubia le cubría todo el rostro.-¡He dicho que te acerques!.-Volvió a vociferar el jefe. Pero esta vez alzando la voz a un tono más alto.Pero el niño seguía con la cabeza gacha y sus cabellos cubriéndole toda la cara.-¡Maldito engendro!. Si no vienes en este preciso momento, te daré la tunda de tu vida.-El señor me dijo que no me moviera de este lugar.-Contestó el niño. Con un timbre de voz muy bajo, pero manteniendo la mirada en el suelo.Por unos segundos, la agencia se vió abrumada de un silencio poco habitual en aquellas cuatro paredes.-Pero yo soy el jefe del buena para nada al que llamas señor, así que acércate.-Logró decir el Jefe. Ocultando las pequeños fragmentos de miedo que se habían apoderado de él.El niño se puso de pie, pero sin quitar de vista el suelo. Sus cabellos dorados se balanceaban conjuntamente con su cuerpo. De un lado a otro, cual si fuera un zombie.Cuando llegó frente al escritorio del jefe, se quedó parado como una estatua, hasta daba la pequeña sensación de que no respiraba.-¡Mirame a los ojos, no seas maleducado!.-Exigió el Jefe, incorporándose de su asiento.El niño levantó la cabeza lentamente, tan lento como si le costara hacerlo. Cuando la tuvo tan alto que pudo ver los ojos del jefe, este sintió un miedo incomprensible, como si una sensación de soledad y desánimo se hubiese apoderado de él.Los ojos del niño eran azules, pero profundos como el mar. Relajadas y sin expresión en su mirada.Con un gran esfuerzo, el jefe desvió la mirada de los ojos del muchacho y dijo con voz bacilante:-Puedes sentarte en esa silla de allí.-Dijo, señalando con su mano el escritorio de Charlie. Mientras un ligero temblor le corría por el brazo.-¿Se encuentra bien jefe?.-Preguntó Roberto, al notar el rostro inexpresivo y el sudor frío que parecía haberse apoderado del jefe.-Temo decirte, Roberto... que tengo la terrible sensación de que todo va empeorar.-Dijo en voz baja, luego añadió: -Niño, ¿Cuál es tu nombre?.Preguntó, dirigiéndose al muchacho que había vuelto a adoptar la posición de siempre.-Deimos, señor.-Respondió el niño, sin alzar la vista del suelo.El jefe abrió los ojos como platos, el sudor de su frente comenzó a deslizarse por sus mejillas y Roberto que nunca había visto semejante expresión en el rostro del jefe. No pudo evitar, aterrorizarse de la misma forma.-Charlie... eres un maldito hijo de puta.-Dijo el jefe, para sus adentros.Continuará...
-Sakura... Sakura... ¿Me oyes?.-Pareces como dormida. Pero... pero, yo sé... que no es así.-Sakura... Sakura... Recuerdo... que la lluvia caía sin tregua, como diminutos misiles... que golpeaban los cristales del auto. Peleábamos, tenía la vista fija en tus ojos... recuerdo... que derramaban lágrimas. Sólo... sólo me descuidé por un segundo. ¡Lo sé! ¡maldita sea!. No debí... no debí quitar la vista del camino.Pero... ¿porqué?. ¡Diablos!... Sakura... ¡Te extraño!.-Yukito...-No papá... ¡NO!. Estaré aquí hasta que despierte...-Pero...-¡Pero nada!.No recuerdo el motivo de nuestra pelea, y no quisiera recordar. ¡Maldigo aquél momento!... aquella fiesta... aquellos brindis... ¡Todo!. Ahora estas allí, como dormida. Esperando a que te despierte... soñando talves... ¿Sueñas Sakura?... -¡¡SAKURA!!... ¡¡DESPIERTA!!.-¡Señor, tranquilícese!... No puede seguir aquí si va continuar con esa actitud, debe calmarse.-¿Calmarme me dice?... ¿usted se calmaría?... ¡¡RESPONDAME!!. ¿Usted guardaría la calma si vé todos los días a la mujer que ama al borde de la muerte?... ¡¡RESPONDA!!.Recuerdo... cuando nos conocimos. Eras tan linda... que no supe como hablarte. Solo balbucé algunas palabras que ni yo mismo entendí pero... pero tu comprendiste, ¿verdad?. Fuimos al baile... ¿recuerdas?. Fuí a recogerte a tu casa, salió tu padre con su mirada severa que me analizaba de pies a cabeza... yo lo recuerdo... ¿tu?. Luego bajaste por tus escaleras... yo abrí los ojos como platos... seguramente, muy similar a la de un sapo.Pero tu eras la princesa... tu ibas a darme ese beso al final del baile, que me iba a convertir tal vez no en principe... pero si en tu compañero para toda la vida... vida... ¿eh?.-Señor, por favor tenga la amabilidad de retirarse. Puede volver cuando se halla tranquilizado.-¿Retirarme? ¡¡NI UNA MIERDA!!.-Yukito... hijo...-¡Déjame papá!... puedo caminar solo.Recuerdos... ¿eh?. Pues... los recuerdos no sirven de nada ahora. Quiero tenerte entre mis brazos... quiero oír tu voz, quiero sentir el calor de tus mejillas cuando te doy un beso... ¡Dios!... por favor... por favor.-¡Yukito!... ¡¡YUKITO!!.-¿Qué pasó papá?... ¿Sakura se encuentra bien?, ¡no me asustes!.-Mejor que eso hijo... quiere hablar contigo.Recuerdo... que Yamada que dijo lo mismo: '' ¡Hey!... ¡Yukito!. Dice Azuki que le contó Sakura, que quiere hablar contigo".-¡Sakura!... sakura... saku... sa... ¡Gracias a Dios!.-Tranquilo amor, ahora todo va estar bien.Como en aquél entonces... comprendiste, ¿verdad?. Supiste que iba a invitarte al baile de graduación... como ahora, supiste... que sólo necesitaba que alguien me dijera que todo iba a estar bien.
Prólogo:Que el Emperador de Jade me perdone, si en este relato falto a la verdad. Y que caiga yo en batalla, si lo que os voy a relatar no honra el honor de los caídos en guerra.Hace mucho, muchísimos años antes de la era de sus abuelos, tatarabuelos y demás ancestros que los predececieron. En una china devastada por las tempestades y la maldad, habitada por demonios e inmortales; encarnizados en una lucha sin fin. Existieron dos honorables guerreros;¿sus nombres?: Kun y Kong.Pero antes, de ser reconocidos y respetados, como grandes maestros en las artes de las espadas. Tuvieron una historia; cargada de tristeza y valor. Pero que endurecieron sus corazones, para guiarlos después hacia el camino de alcanzar sus sueños.Una niebla espesa se desplazaba por el campo de batalla. El viento era frío y nos golpeaba el rostro como queriéndose librar de nuestros impuros y repugnantes cuerpos endurecidos por las corazas como gigantes de los picos del norte y bañados en sangre como desalmados demonios.Los últimos rayos de sol, iluminaban tenuemente las armaduras de los cuerpos caídos en batalla; algunos por flechas que atravesaron sus corazones, y otros desgarrados por el filo de las espadas.-¡Mi señor Kun! ¡mi señor!. Alguien se acerca por el norte.-Advirtió Cheng, apuntando con su mano el lugar que deseaba que observara.Cuando volví la mirada en dirección al punto que me indicaban, ví con claridad y temor; una silueta alta, corpulenta, acercarse a paso despreocupado en dirección nuestra.Llevaba una gran espada colganda de la cintura. Y solo me bastó aquél objeto, para darme cuenta de quien se trataba.
Como ser un vampiro y no morir en el intento. Parte VlCuando Tommy abrió los ojos, lo primero que pensó fué que no estaba muerto. Eso le causó un bienestar enorme.Pero cuando se percató en donde se encontraba, todo sus pensamientos anteriores le parecieron ridículos.Se hallaba flotando en un espacio, semejante al infinito. Todo a su alrededor, estaba salpicado de colores, como pequeñas estrellas coloridas pintadas en una absoluta negrura.No sentía ninguna brisa, pero sus ropas se arremolinaban, ondeando al ritmo de una corriente de aire que no provenía de ninguna parte.Sus cabellos hacían lo mismo, y la cabeza ya no le dolía. Por el contrario, parecía ligera, como si todos sus pensamientos hubiesen sido extraídos, succionados por alguna aspirado para mentes problemáticas.De pronto, los pequeños puntos de colores comenzaron a girar a gran velocidad, formando espirales. Ocultando rápidamente la oscuridad y en su lugar, dejando líneas de colores parecidas a un arco iris. Tommy sintió marearse y volvió a desmayarse.En esta ocasión, cuando volvió a abrir los ojos. Todo el universo colorido que había conocido anteriormente, había desaparecido. En su lugar se extendía un gran pasadizo. De paredes lisas como el mármol, con una puerta blanca al final del camino.Tommy dió un paso tímidamente y el suelo rugió, como si fuera de alguna madera muy vieja. Pero cuando miró hacia abajo, lo que vió no era madera, ni concreto. Simplemente no había nada. Se hallaba pisando un suelo que tampoco existía al igual que el viento del escenario anterior.Volvió a oírse el rugido, pero esta vez Tommy no había movido ni un músculo.Después de unos segundos, en los que comenzó a cavilar la posibilidad de peñizcarse para ver si estaba soñando. El ambiente se sumergió en un silencio incómodo y aterrador.Pero cuando decidió inflingirse dolor, el rugido volvió a resonar en aquél pasadizo angosto. Provocando que la piel de tommy se erizara cual si fuera un cuerpoespín.-¡Tiene que ser un sueño!-Dijo Tommy. Y lo dijo firmemente, como para darse valor.-Y como es un sueño. Nada, absolutamente... nada, de lo que halla detrás de esa puerta, me puede dañar. -Afirmó el muchacho. Frunciendo el ceño y dándose un golpe de puño en el pecho.El rugido resonó nuevamente, provocándo un largo eco en el pasadizo. Pero a Tommy ya no se le erizó la piel. No le temblaron las piernas ni las manos. Un brillo tenue adornaban sus ojos, sus facciones se relajaron, otorgándole un aspecto de paz a su pálido rostro.-Vamos a ver que esconde este lugar.-Dijo con convicción. Mientras azomaba una sonrisa irónica en su rostro.Volvió a dar otro paso, e inmediatamente se vió frente a la puerta. No se sorprendió de la velocidad en la que se había movido.Puso su mano derecha sobre la perilla dorada, la giró sin dudar y terminó por empujar la puerta.Una luz blanquecina le calló de lleno en la cara, pero no lo cegó.Lo que presenció a continuación, disipó la tranquilidad que había obtenido hasta ese momento.Había sillas de oficina, estanterías, y una larga mesa, ubicada en medio del cuarto.Pero lo que se hallaba en una ezquina, encogida como un primate en el suelo. Lo sacó de su tranquilidad y de inmediato le envargó un miedo absoluto.Una criatura horroroza, de piel lisa y arrugada. Con los huesos de la espalda casi a la vista. Sobresaliendo, como si fueran a romper su piel sin vellos. Emitía un gruñido profundo, como la de una fiera, cuando se siente amenazada. Masticaba algo que sujetaba entre sus garras.Tommy vió al instante, como un charco de sangre se deslizaba por las pezuñas de la criatura, y no pudo evitar aterrorizarse, cuando la bestia comenzó a olfetear el ambiente, encontrándose con el aroma del miedo, su favorito.De inmeadiato volteó y dejó al descubierto su cabeza deforme. Con ojos pequeños como los de un reptil, que brillaron amenazantes.Entre sus mandíbulas anchas y fuertes, como las de un pitbull. Se deslizaban chorros de sangre, que impactaban contra el suelo.Sus ojos amarillos brillaron con intensidad al encontrarse con la mirada llena de terror de Tommy.Soltó lo que tenía entre sus garras, que a simple vista, parecía un brazo humano. Se agazapó de inmediato, adoptando una posición de ataque. Sus pezuñas traseras comenzaron a moverse inquietas, mientras Tommy se moría de terror. Estaba seguro, por primera vez en su vida que iba a morir y que su muerte iba ser lenta y dolorosa.La criatura brincó con fuerza, e impacto duramente con el cuerpo de Tommy. Lo inmolizó con sus fuertes patas, y se disponía a llevar su gran mandíbula a buen recaudo.Pero en ese instante, Tommy escuchó una voz que le susurraba, que despertara.Tommy... Tommy... tio, no me asustes...El sol empezaba a caer, cuando Héctor encontró a su amigo tendido en el pavimento. Pero para consuelo del mismo, a los pocos minutos de encontrarlo tendido como si estuviese muerto, despertó.Al principio para variar, Tommy pensó que esta vez si la había palmado. Y esperaba ir al paraíso, donde disfrutaría de una vida esplendorosa, según lo que había leído en la biblia.Pero conforme su mente iba despavilando, dejándo entrar en sus pulmones aire fresco. Que lo ayudaba a tranquilizar los nervios que la pesadilla había provocado en él.Se percató en pocos segundos, que se encontraba vivito y coleando, bueno, tendido en el suelo.-¿Qué pasó?.-Preguntó desorientado.Mientras abría lentamente los ojos. Encontrando los de Héctor, muy abiertos y dilatados.-¡Por el amor de Dios! ¡Tio!-Vociferó Héctor. Dibujando una sonrisa en su rostro..-Me acabas de pegar un susto enorme. Pensé que la habías palmado, y yo que solo he visto muertos en las pelis. Y esta avenida... que está bien... desierta. ¡Ni una persona cuando se necesita!.-Vale tio.-Dijo Tommy. Interrumpiendo el monólogo histérico de su amigo. Mientras iba incorporándose del suelo, primero sobre los cuartos traseros y después, ya de pie.-¿Seguro que te encuentras bien? ¿No quieres que te acompañe a ver al doctor?-Sugirió Héctor. Mirando fijamente a su compañero.Tommy no recordaba haber asegurado, que se hallaba bien. Pero atribuyó esa idea a la desesperación de su amigo.-Estoy bien.-Dijo en tono relajado.-Un poco mareado nada de que preocuparse.Mientras caminaban hacia la casa de Tommy, Héctor no dejó de observarlo durante todo el trayecto.Cuando ya se encontraron frente a la casa, Héctor se despidió y le recordó a su amigo que podía llamarlo si necesitaba algo.Pero cuando hubo dado dos pasos, dió media vuelta y volvió a preguntar sobre el estado de salud de su amigo. Al obtener un "-Todo esta bien" por parte de Tommy. Se marchó, lentamente, como si aguardara a que Tommy lo llamara.Cuando Tommy cerró la puerta de su habitación a sus espaldas, todo el peso del cansancio, desplomó su cuerpo en un profundo sueño.Ni siquiera se percató de la presencia de Teddy, ni en sus cosas , ni en la vida misma. Se dejó abrazar por Morfeo hacia un mundo transparente.No tuvo sueños, y cuando despertó empezó a caminar como un zombie por su casa, hasta que calló la noche y volvió a domir como un bebé, sin pesadillas, ni preocupaciones.Continuará...
Como ser un vampiro y no morir en el intento. Parte VLos primeros rayos de sol, se filtraban por la ventana en delgados ases de luz. Provocando que tommy despertara. Era hora de ir al colegio y tenía que apresurarse si no quería pasar una hora haciendo lagartijas frente a todo el colegio, mientras su profesor de educacón física se regocijaba viéndolo sufrir.A mitad del camino, se encontró con Héctor. Mientras caminaban con prisa, su compañero de mediana estatura, bien uniformado y peinado hacia un costado, le iba relatando como era costumbre, las nuevas historias de su avenida.Luego cambió el tema hacia los videojuegos y terminó su relato con un rumor erótico."-alguien vió a Mary Gómez por la ventana de su habitación". "-Y adivina... sólo llevaba lencería".A este comentario, le siguió una serie de risitas muy habitual en Héctor cuando se ponía nervioso.Cuando ya se encontraban a pocos metros de su centro educativo. Tommy divisó a una multitud de alumnos fuera del colegio.-¿Qué demonios pasa allí?-Preguntó, sorprendido.-No creo que hallan llegado tarde. Apenas son las diez para las ocho.-Agregó Héctor, consultando su reloj.-Claro que no. Me parece que es algo más gordo, ¡vamos!. -Dijo apresuradamente.Y salió corriendo, dejando resagado a su amigo. Se abrió paso entre la multitud y le sorprendió lo que vió a continuación.Un dibujo quedaba impreso en el muro frontal del colegio, al lado de la puerta principal. No estaba pintado con ninguna clase de pintura, más bien parecía tallado, esculpido en el cemento pero con mucha presición para haber sido hecha con alguna herramienta común.Acontinuación el director del no tan prestigioso colegio secundario Virgen de Fátima. Salió de la puerta principal y se dispuso frente a la multitud de alumnos, que lo observaban con ojos de oso perezoso.-¡Hoy!-Dijo en tono serio, frunciendo el ceño y moviendo la cara para los costados, como reprochando a cada alumno.-Nuestro centro educativo Virgen de Fátima, se ha visto violentado, como es obvio, por una pandilla de desadaptados.-Sentenció apesadumbrado, juntando sus dedos para formar un puño que agitaba lentamente.Luego, se aclaró la garganta con un poco de agua que llevaba en un vaso que sostenía con la otra mano, que parecía temblar por momentos.-Y debido a este imperdonable acto vandálico-Continuó.-He decidido apropiado, que este día se tome como un día de reflexión a este penoso incidente. Por lo tanto, pueden volver a sus hogares... jóvenes y, porfavor... eviten comentarios absurdos sobre el tema.-Concluyó, cabizbajo. Dió media vuelta y acto seguido entregó el vaso con agua a su secretaria... miss Juana(se rumoreaba que compartían una tormentosa relación).Por la avenida lateral del colegio, comenzaron a oírse varias sirenas. A los pocos minutos, la calzada fué invadida por una decena de autos policiales.El valle del sol, era un poblado ubicado a ochocientos cincuenta metros sobre el nivel del mar. Quedaba muy lejos de la capital, pero a pesar de eso era un poblado pacífico, al igual que sus habitantes, que no sobrepasaban las cuatro mil personas.A pesar de eso, el valle no era ajeno a los cambios que mostraba el mundo. Asesinatos, secuestros, descontrol y desesperación. Eran acontecimientos que abrumaban como una niebla oscura, llena de maldad.Tommy no relacionaba el símbolo impreso en el muro, como una consecuencia del desorden que habitada en el mundo. Tal vez no tenía que ver explícitamente con pandilleros, tal vez era algo más gordo.Ya que los únicos bándalos del pueblo eran los miembros del grupo Destroyer, quiénes no se atreverían a semejante proeza. Era un grupo reducido de cinco miembros, que fumaban en las exquinas y se golpeaban aleatoriamente con diferentes bandas, igualmente patéticas.Muy en el fondo, sentía cierta familiaridad con respecto al grabado. Una especie de dejavú comenzó a oprimir su pecho con fuerza. Sintió ganas de acercarse y tocarlo, porque no podía negarse a la inexplicable atracción que lo jalaba como una especie de imán.Pero para suerte suya, Héctor le puso una mano en el hombro y disipó aquella niebla que comenzaba a nublar sus pensamientos.-¿Qué dijo Olmedo?-Preguntó con interés. Al ver al director entrar en el colegio.-Según él, algunos pandilleros hicieron esa marca.-Respondió Tommy, con la mirada gacha.-¿Y?-Dijo despreocupado, al tiempo que daba una mordida al sandwinch que llevaba en la mano.-Por eso, dió día libre.-¡Aleluya!-Celebró, alzando las manos, provocando que le cayeran algunas papas fritas en la cara.-Vamos por Donan.-Mencionó, animado.Los alumnos que se habían algomerado en las afueras del colegio, presenciando estupefactos el símbolo impreso por quién sabe que desadaptado y, escuchando muy aburridos el discurso de su director. Iban marchándose, cada uno por su lado.-Vé tu mejor, me duele un poco la cabeza.-Respondió Tommy.-Bueno, tu te lo pierdes. ¡Hablamos!.-Dijo Héctor, para luego perderse entre la multitud.Mientras Tommy iba de regreso a casa, no podía frenar el mar de ideas que nuevamente comenzaron a abrumar su mente.Por alguna razón. Cavilaba argumentos con respecto al símbolo en el colegio. Aunque no lograba entender con exactitud cuál era su significado, sentía que lo conocía, que era algo cercano a él, pero ¿Qué era?.Eso, no lo podía decir con seguridad.Una y otra vez se dibujaba en su mente aquella imagen, un escudo de extremos redondeados, y en medio un murciélago con las mandíbulas abiertas.Lo pensó y re-pensó, analizó, recordó y volvió nuevamente a pensar. Pero aseguraba que no lo había visto, aunque su mente le dijera todo lo contrario. Sus pasos se hacían pesados conforme avanzaba. Sintió un agotamiento tremendo que comenzaba a nublarle la vista.Su ser se hallaba imerso en un mar de pensamientos, que lo atacaban como meteoritos a cada minuto.De pronto, sintió que su cuerpo se volvía de plomo. Le pesaba cada extremidad de su cuerpo y decidió que ya no podía dar un paso más. Se desplomó lentamente, por unos segundos tuvo la sensación de estar flotando pero luego impactó duramente contra el pavimento, haciéndole perder el conocimiento, mientras sus párpados se cerraban automáticamente, sumergiéndolo en una oscuridad absoluta.Continuará...
Hoy no tengo ganas de buscar amor en alguna chica sexy.
Quiero olvidar el pasado. Quiero permanecer despierto hasta el amanecer.
Hoy quiero curar corazones... sin temor a fallar.
Hoy quiero elegir un color, hoy quiero olvidar donde estoy. Quiero olvidar el humo, los insultos y la indiferencia de esta ciudad.
Dejar resagado a la pobreza, al dinero... hoy quiero aprender a soñar.
Hoy es un día gris... ¿y?.
Nadie dijo como hacer las cosas. Simplemente nos pusieron unas ojitas verdes en nuestras partes y nos hecharon del paraíso... pero eso, es historia.
Hoy los cerdos vuelan, hoy gana el poder de creer en mí.
Todos dijeron como vivir, pero nadie preguntó como queríamos hacerlo.
Pintemos a este mundo ensombrecido por el desorden.
Hoy perdonemos al amigo que nos devolvió un libro en mal estado; al que nunca nos regresó el CD prestado... hasta al que nos quitó a una enamorada.
Hoy quiero ponerme aquella camisa que no convina con ninguna de mis ropas, quiero leer historietas mientras viajo en el metro, quiero cantar en un lugar que no sea la ducha de mi casa.
Hoy dejemos de ver el suelo, alzemos la mirada y borremos esas caras tristes de nuestras caras.
Hoy enterremos la televisión, desconectemos la computadora y apaguemos nuestros celulares.
Hoy no pienso estudiar, quiero aprender viendo las calles.
Hoy es sábado, pero parece domingo. Aunque bien podría ser lunes, si no estuviese presente ese desgraciado calendario que me obsequiaron por navidad.
¿Hoy te puedo saludar sin conocerte?; ¿hoy puedo invitarte un café?, ¿hoy puedes mirarme sin rencor?.
No quiero decirte que hacer... simplemente, haz lo que quieras hacer hoy. Aunque es un día muy hermoso para que lo arruines con pensamientos baratos. ^^
Perdóname Jessy, fué una noche de alcohol y drogas. Tu sabes, esas fiestas en la que dejas salir a la bestia que llevas dentro.Hilary...¡Que puta eres!. ¿Piensas que puedes ir cojiendo con cuantos se te cruzen en el camino?.Recuerdo que oí mi nombre. Luego volté y la ví. Tenía el rímel corrido en los ojos. Sentí lástima, pero sabía lo que buscaba... consuelo y un estúpido que la consolara.Nos quitamos la ropa y lo hicimos... ¡Maldición! en la camioneta de mi mejor amigo.Lo peor de todo es que no recuerdo nada de aquella noche, y tu puta... sigues caminando por las calles como si no hubiese pasado nada.El otro día fuí a buscar a Jessy, volví a mi casa con un moretón en el ojo izquierdo.Tal vez tenga la culpa... pero no fuí yo ¡Es la puta droga!.Después fuí a lo de Hilary. Mejor si no hubiese ido. La encontré en pijama (un diminuto short rosa y una sudadera transparente). Me sonrió... terminé en su cama. Huele bien... ¿En qué diablos tengo la cabeza?.Volví a buscar a Jessy, sólo recibí una amenaza de muerte como respuesta. Es más, ya no suelo sentarme junto a él en clases. Ya nada es como solía ser, no es para menos... después de lo que hice ¿Qué esperaba?... ¿Una medalla?.Luego de unos meses, tuve una riña con Jessy. Ahora le guardo rencor. ¿Cómo puede hechar a perder una amistad de seis años?.Una chica de la altura de Hilary... vale mucho menos.Ahora tengo un nuevo amigo... Frank. Colecciona tarçantulas y todo ese rollo friki. Su hermana es amiga de Hilary, se llama Donna, es linda.¡Mierda!... ahora Frank me odia. Hace una semana fuí a su casa para hacer un trabajo. Él no se encontraba en ese momento, así que decidí esperar a que regrese. Mientras lo hacía, Donna se ofreció para hacerme compañía, y mientras charlábamos... llegé a su dormitorio.
Todo fué veloz, para darme cuenta... tenía a Frank con los ojos desorbitados observándonos desde la puerta de la habitación.Tengo el record de perder a dos amigos en menos de un año. Tengo a la soledad pisándome los talones y la ¿culpa?... no se encuentra en estos momentos.A fines del año escolar, con la nieve cayéndo a montones. Jessy volvío a dirigirme la palabra, hicimos las pases... hasta nos reímos de lo tontos que fuímos. Luego prometimos que ninguna mujer iba a volver a romper nuestra amistad.Al año siguiente volvimos a pelear... ¿Qué frágiles son las promesas verdad?. Y todo... por culpa de esas benditas curvas, de esos grandes pechos y de esas sonrisas coquetas que nos derriten como desolados conos de helados tirados sobre la acera.Luego me inventé las siguientes rimas, como para desahogarme:Estúpido Romeo, no pienses en el amor.Sueña con mujeres desnudas... ¡Que es lo mejor!.Bueno, aún le faltan algunos detalles. ¡OH! casi lo olvido, mi nombre es Romeo y este es mi diario.
Supuse que conocía el amor. No me lo habían presentado, pero lo creí perdido hace mucho... en una tarde de invierno, cuando los amantes suelen acurrucarse como huerfanas palomas.Supuse mal, pues conocí a una hermosa chica. Me la presentaron en uno de esos momentos que no esperaba nada nuevo en mis días.La llegé a besar en las siguientes semanas... y fué mágico. Se sentó sobre mis piernas, me rodeo con sus brazos y volví a sentir el cariño de una mujer...¿De un ángel?; ¿De una princesa?... simplemente el amor de Maritza.Ella suele llegar tarde... a veces me hace enojar, y discutimos de cosas superficiales.Pero de alguna forma, todo lo soluciona con un beso. Tan hermoso como el primero, magnífico... como si fuera el último.No me preguntes como lo sé, simplemente lo sé... y ¡ya!.De noche o día, llueve o truene. Siempre... pero siempre, está presente en mis pensamientos, sean raros; locos, extrovertidos, románticos, dramáticos o paranóicos.Solía pensar que conocía el amor, ahora... estoy completamente seguro que lo conozco, y Maritza es el nombre que define dicho sentir, que hace palpitar mi corazón a diario. Sin ella... ¡NO!. Con ella... para siempre.
Como ser un vampiro y no morir en el intento. Parte lV
Las pesadillas de Tommy iban siendo más cotidinas. Pero esta, a diferencia de las demás. Le fué totalmente aterradora.
Las paredes de la habitación eran de color rosa, con posters gigantescos de los grupos de pop más populares del año. Había una cama destendida y un reloj de mesa se hallaba destrozado sobre la alfombra, emitiendo un insesante tintineo.
El ambiente se mantenía en silencio, solo el resonar del reloj en la alfombra y las respiraciones agitadas de dos personas, llenaban la habitación.
Tommy o lo que quedaba de él, se ocultaba en una esquina; camuflado por las sombras.
Sostenía por la cintura a una chica esbelta, de rizos color caramelo que le caían sueltos por encima del hombro, cubriéndole toda la espalda pero dejando al descubierto gran parte de su cuello. Tenía los labios sobre aquél lugar y los dientes perforando duramente. Provocando que cayeran dos pequeños hilos de sangre, que se le escurrían por el vestido blanco de la muchacha.
Lo único que se veía de Tommy, era su figura encorbada y sus ojos que brillaban como los de un fiero animal.
La muchacha, que hasta ese momento había perdido la conciencia, la recuperó de pronto, como si un balde de agua fría le hubiese caído sobre la piel, haciéndola tiritar y erizarle la piel.
Abrió los ojos, de un color cielo y trató de controlar sus nervios. Intantaba recordar lo que había ocurrido exactamente. Pero ya lo sabía, lo había sospechado los últimos días, pero se negaba a reconocerlo.
Acercó sus labios al oído de su atacante y susurró dulcemente algunas palabras, tan terroríficas que Tommy abrió los ojos como platos y le pareció que su mundo daba un vuelco de ciento ochenta grados. El miedo se apoderaba de él, haciendo que su corazón latiera con más fuerza.
Despegó sus labios manchados de sangre de inmediato. Sintiendo como sus dientes se desprendían del cuello de su víctima, como dos afiladas agujas. La muchacha dió un quejido de dolor y seguidamente fijó sus ojos en los de Tommy. Aún sostenida de la cintura por los fuertes brazos de su atacante. Le sonrió debilmente, abriendo sus labios como si fueran dos pesados neumáticos, luego repitió lo que le había susurrado anteriormente.
-Tomás, soy Mary.
Y con estas palabras, el mundo de sombras de Tommy se llenó de luz blanquecina, como si alguien hubiese encendido un foco gingantesco, cegándolo y abrumando su alma de miedo puro y terrorífico.
Se levantó sobresaltado, respirando rápidamente, con la cara y el cuerpo empapados de sudor.
Su mirada se encontraba perdida sobre un punto ciego, deambulando en un paraíso de colores. Asimilando la idea que todo había sido un mal sueño.
Pero no pudo olvidar la sangre que le chorreaba por los labios y, más importante aún, que era la sangre de Mary.
Su vecina, a quien amaba en soledad. Y aunque no habían intercambiado más de dos frases en toda su vida, resultaba tenebroso soñar con ella. En especial, si en el sueño le está succionando hasta la última gota de sangre de su frágil cuerpo. En vez de soñarla desnuda, como sería lo normal.
Esa idea hizo que se sonrojara y lo ayudó a tragar saliba.
Mientras olvidaba el mal rato, no podía evitar imaginarse a su vecina en lencería. Esa idea le volvió a poner la cara del color de un tomate, y juró no participar más en las conversaciones eróticas de Héctor y Donan.
-¿Un mal sueño?-Preguntó Teddy. Con su habitual voz chillona.
Sobre el escritorio de Tommy; recostado sobre la computadora.
El oso de peluche como era de imaginar, no dormía y a Tommy le resultaba incómodo que lo observaran mientras quedaba inconciente.
Pero fuera de eso, no se le cruzó la idea que un oso de felpa pudiera estar enterado sobre los sueños. Esa idea ni se le asomaba por la calabaza
-No es nada.-Respondió. Despistado, evadiendo la mirada de su pequeño amigo. Que al contraste con la oscuridad, resultaba tenebroso. Ahora con mucha más razón, ya que acababa de tener una pesadilla.
Aún faltaba mucho para el amanecer y a Tommy no le apetecía volver a dormir. Miró a la luna por su ventana, brillando en el infinito como un gran foco de luz.
Continuará...
Sueles soñar, dulces e irreales sueños.Cantas sin un motivo y yo, escucho enamorado. Haces desaparecer mi soledad.Sueles mirarme a los ojos, queriendo descubrir una mentira.Me despiertas con un beso y duermes acurrucada en mi pecho.Sueles inflar tus mejillas, privándome de tu atención.Eres una princesa, sin castillo ni dragón que te aprisione.Te espero en una esquina, cubierto de nieve. Tal vez me enojo, pero llegas y te impulsas con tus pies para rodear mi cuello con tus brazos, me das un beso y siempre termino sonriendo.Caminamos tomados de la mano, dibujando huellas sobre la nieve.Caminamos y no vemos hacia atrás, no sabemos que hora será, tampoco nos importa.Buscamos figuras en las nubes y las maldecimos cuando empiezan a soltar lluvia.Maldecimos y luego nos reímos a carcajadas. caemos al suelo y empiezas a mover tus brazos y piernas, dibujando un ángel de nieve, sobre otro de carne y hueso.No me importan los días, Si estás a mi lado.Me importan más las horas, cuando estás junto a mí.
Sé que debes partir, y sé que puedes volver.